Para las organizaciones que entienden las vulnerabilidades en las cadenas de suministro industriales, existe la oportunidad de prepararse para futuros impactos y desarrollar resiliencia sin afectar la eficiencia.
En los últimos meses, la fragilidad estructural de la cadena de suministro se ha catapultado a la cima del ciclo de noticias a medida que las repercusiones de la pandemia de COVID-19 repercuten en todo el mundo. Las órdenes impuestas por el gobierno de quedarse en casa, las restricciones de viaje nacionales e internacionales y la necesidad de distanciamiento físico han estirado las cadenas de suministro y puesto al descubierto los cuellos de botella clave en las cadenas de valor de los productos. Se ha producido escasez en áreas que van desde artículos básicos de abarrotes hasta componentes electrónicos.
La pandemia actual es el tipo de evento que probablemente solo ocurra una vez en la vida. Sin embargo, en los últimos años, la gestión de riesgos de la cadena de suministro se ha convertido en un problema cada vez más apremiante para los directores ejecutivos de todas las industrias. Las vulnerabilidades han quedado expuestas por las tensiones comerciales, los desastres naturales y otras perturbaciones geoeconómicas.
La complejidad de las cadenas de suministro industriales globales aumenta exponencialmente su riesgo. En promedio, un fabricante de automóviles tiene alrededor de 250 proveedores de primer nivel, pero el número prolifera a 18 000 en toda la cadena de valor. Los fabricantes aeroespaciales tienen un promedio de 200 proveedores de primer nivel y 12 000 en todos los niveles. Por último, las empresas de tecnología tienen una media de 125 proveedores en su grupo de primer nivel y más de 7000 en todos los niveles.